miércoles, mayo 28, 2008

GRITO

arremete el grito en silencio
desde adentro del dolor y la vergüenza

arremete sin importar como se pronuncia
el escape sin herida

la sangre fluye a oscuras
el acústico final se desarrolla mudo

el muro lo atrapa/
lo transforma en eco de un oído

y se repite
y nace

y se repite
y repta
y nunca muere

Elisabet Cincotta

derechos de autor reservados

4 comentarios:

Migdalia B. Mansilla R. dijo...

Un grito que llega, un eco que se devuelve como un bumerang ciego al muro que somos todos, ahogados en el grito y mudos al final de tanta sordera interior.

Maravilloso poema amiga querida.

Besos,
Migdalia

Celeste dijo...

Lo que este poema me advierte y susurra, suele trepar por mis paredes y observarme fijamente mientras lo acallo con la brisa de mis páginas.

Quise dejarte mi nota de agradecimiento por tu apoyo respecto al plagio de mi "Declaración":

Quiero agradecer infinitamente el apoyo que todos me brindaron respecto a mi caso de plagio. Sería inútil tratar de poner en palabras lo que siento ahora, pero al menos intentaré dejarles, en pago, mi corazón en estas líneas.

Las inmensas demostraciones de cariño, de solidaridad, de admiración que recibí hacen que lo que hay dentro de mí se vuelque hacia todos ustedes con la magnitud inconmensurable de un corazón que sintió resquebrajarse y perder la fe en los demás y que ha sido rescatado precisamente por aquello que había puesto en duda.

Ustedes me apoyaron, me defendieron y me cuidaron, se unieron todos en mi causa y esas acciones lograron su objetivo. Eso me alienta. Me da una esperanza y me impulsa a librar la misma lucha. Sola, no hubiera podido, yo era simplemente David frente a Goliat, mas el apoyo de ustedes significó la gracia, la virtud, la inteligencia, la razón, la justicia y la protección divina que hizo que el pequeño, venciera al gigante, al menos en una batalla.

Les dejo un profundo abrazo y les reitero mi cariño, mi admiración y mis respetos, además de agradecerles por esta lección a todos.

Como siempre...

Beso celeste.

Raquel Graciela Fernández dijo...

Un grito potente desde un lugar mágico: la poesía.
Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

El grito por lo que no se puede decir, ni en paz, ni acabadamente...Por lo mucho que se calló y toda la angustia silenciosa... Bellísima tu poesía, Elisabeth...
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