se fueron los rojos
marchitaron las rosas
envejecieron los senos
suspiros sin verdes
atardeceres sin cielo
se fueron las manos
tras otras manos
otro cuerpo
buscaron
la eternidad en juventudes
desoyeron
el canto de los tiempos
fumigaron
lo perpetuo del amor
silencio
soledad
desazón
imperfecto transitar
rebelarse a la curvatura/ línea
trae de provecho angustia
mi mudez llora lloviznas
la suya ancla diluvios
el universo pregona desamores
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
sábado, febrero 21, 2009
domingo, febrero 15, 2009
SUPLICIO DE HORAS
La noche fue noche
la luna sin entorno de luciérnagas/
condenada a la inercia
-la espera-
un tamborilear de dedos
vestida de noche la oración
-suplicio de horas-
el antes y el después/
la vela resplandecía mortífera
luz entre las cejas
la palabra se dibujaba en garabato mental/
sin sueños las manos expiraban en una taza/
allí -quieta- juegos de humo gris
la espera se hizo eterna
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
la luna sin entorno de luciérnagas/
condenada a la inercia
-la espera-
un tamborilear de dedos
vestida de noche la oración
-suplicio de horas-
el antes y el después/
la vela resplandecía mortífera
luz entre las cejas
la palabra se dibujaba en garabato mental/
sin sueños las manos expiraban en una taza/
allí -quieta- juegos de humo gris
la espera se hizo eterna
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
martes, febrero 10, 2009
RENAZCO
Renazco en vos desde el tango
que rima la mañana
al anochecer de la garúa del otoño
renazco para ser mirada
que embruja al bandoneón
y aumenta el calor de las caderas
y soy mujer despierta -en tanto deseo-
que la melodía sueña que la beso
renazco en vos furtiva hembra
que despereza amaneceres en tu lecho
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
lunes, febrero 02, 2009
DOMINGUERA
Se cae el mi esta tarde dominguera.
Se cae sin espanto.
El tango duerme entre cantos
y la milonga besa su silueta.
El bandoneón abraza el pentagrama,
el contrabajo tiembla en el lamento
y es el piano quien recoge movimientos
que ponen la nota entre la pista.
Suena la orquesta con soltura,
quiere retornar a alguna esquina,
adoquín, farol, boliche que perfuma
el canto del vaivén y la cadera.
Hay nostalgia de pasado,
melancolía en silencios.
El tango rearma el argumento
para latir en tarareos.
El mí-el tú
y la cadencia se pierden
esta tarde moribunda,
fueye que nos hace, aún distantes,
pasajeros de la vida.
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
Se cae sin espanto.
El tango duerme entre cantos
y la milonga besa su silueta.
El bandoneón abraza el pentagrama,
el contrabajo tiembla en el lamento
y es el piano quien recoge movimientos
que ponen la nota entre la pista.
Suena la orquesta con soltura,
quiere retornar a alguna esquina,
adoquín, farol, boliche que perfuma
el canto del vaivén y la cadera.
Hay nostalgia de pasado,
melancolía en silencios.
El tango rearma el argumento
para latir en tarareos.
El mí-el tú
y la cadencia se pierden
esta tarde moribunda,
fueye que nos hace, aún distantes,
pasajeros de la vida.
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
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