Eres tú quien quebró la nocturna fragancia
-amor en celo/ mujer llanura-
con el fragor de tempestades
tras el grito obsceno
Eras látigo corpóreo/
palabra hiriente/
filo/
estandarte de lujuria
en los rincones más perfectos
ultrajabas la ternura
-el incienso ritmo mudo -
con alaridos que exigían sumisión
Eres el que huye de la rebelión/
de los abrazos
y de este octubre
-sin noches pervertidas-
la azucena perdió el candor
y se afirma en el "no" que la sublima
Elisabet Cincotta
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