A mi espalda el tango
susurra cumparsita,
violín y piano.
Aunque me aparte,
en este bar de punks
y trajes blancos,
su melodía, desde
el televisor, me avista,
y retumba acordes
cuando los ebrios del estaño
humean el faso de los sueños
y sollozan lágrimas nostalgia.
El tango duerne,
entre mis manos,
mientras busco el sol
y contorneo el chan-chan
de sus caderas.
©Elisabet Cincotta
4 comentarios:
Un bello poema que sabe a danza, a vuelta, a ritmo...
Bonito baile el tango argentino,
popular y muy extendido, un placer leerte.
un beso
RMC
Mucha melodía y ritmo en este poema, abrazos Julia
A ritmo de tango se cantan las penas y las tragedias, y reprimiendo el ritmo de tango, entre tus manos, duerme tu poema.
Besos
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