Mientras Corrientes me apaña
con La Paz entre sorderas,
el niño que pide una dádiva
murmura el hambre
con el ruido que la delgadez le marca.
La miro, bordeo cada fértil ángulo
donde una noche, tal vez más,
el cartonero duerma
su frío destierro de chapas.
Y sigo tras la vidriera de transeúnte
cuando la obra clama aplausos
y las lágrimas sacuden el amor
que un atardecer perdí en su esquina y Medrano.
Mientras tanto Corrientes poblada
de un gris horizonte,
donde todo y nada pasa,
intenta arrullar
el sueño linyera en un tango.
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
3 comentarios:
Elisabet, tantas veces se han cruzado por mi mente estas ideas que plasmás en tu poema, tantas veces me han herido estas imágenes. Ese contraste cruel entre las marquesinas y la miseria, entre la vida que bulle y la muerte que acecha.
Muy buen trabajo. Te felicito!
Un abrazo!
Mi amiga Elisa, Buenos Aires: Corrientes y el tango, fibra de tu ser de persona y poeta, abrazos desde el Perù, Julita
http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com
Eli la Corrientes es culpable, lo juro, tiene ,muy malos antecedentes, no es uno, es ella y su influjo que huele a café.
Hermoso poema,
abrazo,
d.
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